miércoles, 27 de septiembre de 2006

Lección 5:

Partiendo de la base de que estoy loco...


Hace un rato no podía dormir, estaba asustado, había estado pensando en todo el tema de la muerte de mi personaje como si fuera un juego y no me había parado a pensar en que yo vivo en un mundo real, donde la gente muere y es de verdad. Alguien había escrito eso y evidentemente no había sido yo, no pensé cuando lo vi en otra persona escribiendo esa parte, solamente había visto un final que no me gustaba para mi obra. Pero fué hoy mismo cuando me dí cuenta de la verdad, o al menos eso pensaba yo al inicio de esta noche, ahora mismo ya no se que pensar, pero como de costumbre me adelanto a toda la historia y eso solo os envía un mensaje confuso, mejor empezar un poco por como me han ido surgiendo preguntas y respuestas.

Eran cerca de las 8 de la tarde, yo estaba en casa como de costumbre y no tenía mucha idea de por donde empezar con el tema este que tenemos entre manos (siento haberos hecho complices o ayudantes, como mejor lo veais), sentía que la inspiración se encontraba de vacaciones, justo ahora que era un problema importante. Pero yo soy así, tan pronto estoy bloqueado como me vienen las imágenes de golpe. Encendí una lampara de luz azul que tengo al lado de mi escritorio, allí me encontraba con el ordenador en frente, el disco de grandes exitos de Faithless sonando en el salón, la brisa del atardecer entrando y la luz del sol mientras moría fundiendose con la pequeña fuente de tranquilidad (creo que se llama cromatoterapia o algo similar, me lo recomendó un curandero que me cobró 60 euros) dispuesta a mi derecha. Era el momento ideal, salvo por una cosa, tenía un hambre atroz y no consigo concentrarme cuando llevo mucho tiempo sin comer, asique repasé mentalmente la mierda que tenía en el frigorífico y las conservas de la despensa. Recordé que tenía una pizza en el congelador, lo que me hizo esbozar una sonrisa mientras me la imaginaba recién hecha y con una cerveza al lado. Abrí los ojos y me dí la vuelta... había visto a alguien, mientras me giraba, vi una sombra, una persona, algo estaba en aquella habitación vacía, porque el cuarto estaba desierto, apenas tiene muebles donde alguien pudiera esconderse o ni tan siquiera unas tristes cortinas. Lo que había visto era un juego de luces, un brillo y una sombra que mi cerebro moldeó y me mostró una figura humana.
El corazón me latía con fuerza a pesar de que me había dado cuenta de la ilusión, si proyectaba esas imagenes en mi cabeza era por el miedo, y no lo notaba antes porque estaba cegado, pero en ese momento la idea sobrevoló mi cabeza; ¿Y si alguien había entrado y me había escrito eso a modo de advertencia? ¿Me estaban amenazando?
El miedo me bloqueó durante mucho tiempo, allí estaba yo, sentado, viendo como oscurecía poco a poco, el azul era tenue y apenas llegaba a iluminar el umbral de la puerta, con lo que el pasillo quedó sumido pronto en sombras. No podía moverme, pasaba el tiempo, el disco acabó rapido y desde ese momento el silencio me causó aún más miedo que el acecho de la oscuridad, allí sentado acababa de recuperar los miedos de mi niñez, de cuando todos somos niños y cualquier sitio solitario u oscuro nos produce que toda nuestra espalda se tense y la garganta se seque.
Solo silencio y una brisa de luz azul, mi mente hacía rato que se imaginaba como me habrían la puerta, daban silenciosas pisadas y trataban de retener el aliento, me cortaban el cuello por detras, oía todos esos sonidos y sabía que eran falsos. Necesité mucho valor para levantarme y encender todas las luces de la casa, lo hice deprisa, corriendo, con los ojos casi cerrados y por sorpresa; como hacía cuando era un niño, me puse las primeras zapatillas que encontré, me metí las llaves al bolsillo y con un portazo salí a la calle, allí por fín pude respirar tranquilo.
¿Que hora era? Estaba solo, las farolas estaban encendidas y no había nadie a mi alrededor, vivo en una ciudad relativamente pequeña, y por lo tarde que era, no encontraría nadie ni nada. Y no es que anduviese buscando un trago y compañía... ¿Porqué todo el mundo piensa que los escritores de noche solo saben beber y follar con furcias? Lo que necesitaba era alejarme de aquel lugar, me estaba empezando a volver loco (ya se que escuchar pasos no es para tanto) y no podía soportar estar al lado del ordenador y de aquella maldita lámpara de cromoterapia, si cojones, así era el puto nombrecito. Estaba histérico y bloqueado, sentí la imperiosa necesidad de buscar una pista fuera, quizá mirando la publicidad de una parada de bus, o escuchando el suave movimiento de los arboles y ese sonido fresco que producen al frotarse sus hojas, sabía que encontraría algo en la calle, tirado como un vagabundo o alerta como aquel gato gris, me miraba desde el otro lado del paso de peatones, sabía que aquella era la señal.
En aquel momento no caí en la cuenta de quien podía ser el gato, pero como seguramente vosotros ya habreis adivinado no me va a hacer falta desvelar ningún misterio, solo conocemos un gato, aunque yo en ese momento tenía los ojos suficientemente nublados como para no darme cuenta de ello, crucé a la acera donde me esperaba el felino, llegué a su altura y me paré, esperaba una respuesta, un gesto y fuí correspondido. Salió corriendo calle arriba y mientras lo seguía con la mirada me percaté de que había un coche en medio de la calzada, con las luces encendidas, las de dentro y las de fuera, pero con el motor apagado, no había nadie dentro. Con paso lento llegué hasta el coche y miré dentro, efectivamente en el interior no había nadie, pero si que encontré una chaqueta en el asiento del copiloto. Aquello era muy extraño, pero pensé que quizá alguien iba en ese coche y se le estropeó, o quizas necesitaba ir al cajero de la esquina (¿Porqué en todas las calles hay un cajero en la esquina?) y fué entonces, mientras buscaba al dueño del vehículo, cuando me percaté de que a poca distancia se hayaba otro coche, que justamente quedaba oculto por el primero y que no había visto por el destello de los faros, andé un momento más y allí delante de mi se resolvió la ecuación.
¿Cuánto tiempo llevaba sin salir de casa? ¿Qué había estado haciendo todo el tiempo? ¿Cuándo fué la última vez que hablé con alguien?
La respuesta es obvia, no me había dado cuenta antes y supongo que vosotros casi no lo sepais ni ahora mismo que escribo esto. Cuando me pasó eso me puse a llamar a timbres, telefonos, incluso tomé prestado aquel primer coche para darme una vuelta por la ciudad... comisaría de policía, amigos, parkings, bares de "ultima copa", estacion de tren, de autobus...
No había nadie, estaba solo!!! Esto no me huele bien, joer que gracioso soy, esto no es ni creible, pero me está ocurriendo y debo centrarme en que cojones me ha pasado y si tiene relación con el relato y el único ser vivo que he visto. Si... el gato

3 comentarios:

THCF dijo...

Bueno amigos, entramos en capitulos cada vez más extensos y más metidos en la trama. Espero que no se me pierda nadie (el primero yo), porque ya no se ni de que va esto. Os juro que en el momento en que me pongo a escribir es como si lo estuviera leyendo, siento escalofríos y me hacen gracia los chistes como si otro loco pusiera los posts.

"Y dejando la pistola encima de la mesa, se marchó" jejeje, más cositas del final :p

Anónimo dijo...

A eso se le llama desconectar cuando escribes,tanto que...jajja esque te autoposteas tu mismo y todo jejeje
Solo puedo decir una cosa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh!!! esto promete.

Anónimo dijo...

A ver si seguimos que quiero saber que le pasa al gato ^^