Crónica 3:
Por algo se empieza, con poco se termina.
La nieve cada vez caía con más fuerza, apenas se distinguía de una acera a otra, y casi no había nadie por la calle en ese momento. De vez en cuando algún coche se aventuraba a desvirgar la nieve que cubría todo, las calles parecían de algodón, los arboles quedaban ocultas sus hojas por miles de copos blancos como la luz más infinita, los coches aparcados parecían borrosas figuras hechas por niños... Todo era un continuo blanco, salvo por las dos figuras que en medio de la calle se miraban.
- Tu te debes pensar que he salido a que se me congelen las orejas porque me gusta, ¿no?- Miraba a Miguel con un gesto de impaciencia y la boca ligeramente abierta de la que salía un espeso humo, como si la niebla de todo el planeta naciera de su garganta.- ¡Vamos!
En ese momento se empezó a preguntar como le había costado tan poco hacer que aquel viejo alcohólico le acompañara, no había dudado ni medio segundo. Según lo que le contaron en el hotel no salía de su habitación desde que entró en ella y sin embargo había conseguido él solo arrancarle de aquella lujosa habitación para tenerlo en camisa bajo una ventisca de hielo y frio. No es que él fuera mucho más abrigado, pero cuando en tu agenda la única cita es que te lleven a urgencias de un hospital, cuanta menos ropa lleves más facilitas su labor a los aplicados y eficientes medicos que intentarán que regreses de tu poderoso mundo interior. ¿Poderoso? El viejo le había hablado de gente con poderes extraordinarios cuando pasaban por aquel trance, ¿mentía?, ¿se estaba riendo de él? Decidió preguntarselo.
- Oye.- El viejo estaba distraido mirando su botella cada vez más vacía, era increible como bebía vodka aquel hombre.- ¿Cual es mi poder? ¿Que puedo hacer yo una vez muera?
- Jajaja.- Se rió con ganas.- Joder, lo tuyo es increible, ¿me estas diciendo que no sabes cual es tu poder?
- No
- Entonces, ¿para que coño quieres morir?.- Una mueca burlona esperaba contestación.
- Para averiguarlo.- Se estiró y sacó pecho para demostrar cierto orgullo.
- Vale.- Asintió con la cabeza y se dió otro homenaje con la botella.- Te enseñaré como funciona esto.- Cerró los ojos un momento y puso una cara muy seria.- Da tres pasos hacia tu derecha.
Arqueó las cejas y obedeció justo a tiempo para ver pasar, justo donde había estado él un segundo antes, un coche enorme, de color gris y las lunas tintadas, dando vueltas a muchísima velocidad. El coche iba justo directo hacía el viejo que tenía el gesto serio y tranquilo, a pesar de que 1500 kilos de acero y cristal se iba descomponiendo en cada golpe con el suelo a apenas medio metro suyo. Notaba como esquirlas de metal salían volando en todas direcciones, pequeños pedazos se iban desprendiendo poco a poco, tuercas, tornillos,... Pudo darse cuenta de todos y cada uno de los detalles del coche, estaba nuevo, su carrocería donde no se había golpeado brillaba con fuerza debido a la pintura metalizada, los cristales se habían roto y pudo ver que el interior era de madera y los asientos de cuero, se podían diferenciar los airbag que habían saltado y se habían deshinchado ya. ¿Cuantos metros llevaría el coche dando vueltas?
Cuando hubo examinado el automovil por completo se dió cuenta de una cosa y soltó un gesto de sorpresa.
- ¡Hostia!
El coche se llevó por delante al viejo y se empotró contra la pared del edificio que tenía justo delante suyo. Las piezas salieron en todas direcciones e incluso pudo apreciar sangre en diminutas gotas tiñendo la nieve. Pero el lo había visto, justo antes de que el coche arrasara con el cuerpo del borracho, el coche iba vacío. Nadie conducía el coche y dentro no había restos de que alguien hubiera salido despedido con los impactos. ¿Que había hecho aquel viejo, ahora montón de huesos aplastados y masa informe de carne, sangre y vodka?
- Realmente no tienes que morir para acceder a tu poder.- La voz salía de detras suyo.
- ¿Pero qué...- Se giró y contempló con asombro al viejo mirandolo, ileso y con la botella de vodka intacta.
- Tu cerebro cuando vas a morir segrega multitud de sustancias, pero no es necesario que mueras de verdad para ello. Si te concentras en tu propia muerte y tu mente se lo cree. ¡BINGO! Puedes acceder a tu otro mundo.
- ...
- Mi habilidad es ciertamente extraña, cuando estoy al borde de la muerte o desencadeno el proceso en mi imaginación, creo una simulación en los presentes con el hecho completo.- Tenía una sonrisa de satisfacción como el niño que enseña sus juguetes después de navidad.
- Si imaginas tu muerte, mi cerebro la simula.
- Anda mira si puedes hablar.- Se rio ligeramente haciendo ver que era un chiste y despues añadió.- Normalmente la gente accede a su mundo interior y lo único que ve son momentos de su vida, la memoria toma el control y comienza a reproducir todos los datos, a la vez y sin ningún orden. El cerebro está sobre extimulado por las drogas que el cerebelo ha segregado y hasta arriba de adrenalina como preparación ante el dolor.
- Ver tu vida en un segundo.
- Correcto, aunque realmente conseguimos apreciar muy pocas de todas las imagenes que lanza la memoria. El problema viene cuando la memoria no toma el control, cuando el cerebro no enloquece y grita el.- Puso una voz aguda y estridente.- "Vamos a morir". Cuando consigues controlar eso y se encuentra todas las sustancias, las drogas que el cuerpo le ha mandado como ultima cena, en ese momento puedes utilizar un mayor porcentaje del cerebro, partes que no podemos usar por la cantidad de energía que usarían. Es un proceso que quema todo el alimento del cuerpo, a no ser que tenga las drogas que te decía antes. El problema...
- ¿Cual es el problema?.- Preguntó aunque no entendía practicamente nada de lo que le había explicado.
- Normalmente cuando consigues acceder a esa parte del cerebro, mueres. Menos algunos, como tu o como yo, que estuvimos mirando a la muerte de frente y pudimos despedirnos de ella sin más.- Hizo un gesto como que se acababa de acordar de algo.- A ver, dime que viste en tu trance.
Giró la cabeza para comprobar que efectivamente el coche no estaba y no quedaban restos del fatídico accidente, todo había sido producto de su mente, volvió a mirar al viejo y respondió.
- Un mundo sin gente.
- Joder vaya mierda, ¿no?.- Su mirada se volvió complice.- Bueno por algo se empieza.
- Tu te debes pensar que he salido a que se me congelen las orejas porque me gusta, ¿no?- Miraba a Miguel con un gesto de impaciencia y la boca ligeramente abierta de la que salía un espeso humo, como si la niebla de todo el planeta naciera de su garganta.- ¡Vamos!
En ese momento se empezó a preguntar como le había costado tan poco hacer que aquel viejo alcohólico le acompañara, no había dudado ni medio segundo. Según lo que le contaron en el hotel no salía de su habitación desde que entró en ella y sin embargo había conseguido él solo arrancarle de aquella lujosa habitación para tenerlo en camisa bajo una ventisca de hielo y frio. No es que él fuera mucho más abrigado, pero cuando en tu agenda la única cita es que te lleven a urgencias de un hospital, cuanta menos ropa lleves más facilitas su labor a los aplicados y eficientes medicos que intentarán que regreses de tu poderoso mundo interior. ¿Poderoso? El viejo le había hablado de gente con poderes extraordinarios cuando pasaban por aquel trance, ¿mentía?, ¿se estaba riendo de él? Decidió preguntarselo.
- Oye.- El viejo estaba distraido mirando su botella cada vez más vacía, era increible como bebía vodka aquel hombre.- ¿Cual es mi poder? ¿Que puedo hacer yo una vez muera?
- Jajaja.- Se rió con ganas.- Joder, lo tuyo es increible, ¿me estas diciendo que no sabes cual es tu poder?
- No
- Entonces, ¿para que coño quieres morir?.- Una mueca burlona esperaba contestación.
- Para averiguarlo.- Se estiró y sacó pecho para demostrar cierto orgullo.
- Vale.- Asintió con la cabeza y se dió otro homenaje con la botella.- Te enseñaré como funciona esto.- Cerró los ojos un momento y puso una cara muy seria.- Da tres pasos hacia tu derecha.
Arqueó las cejas y obedeció justo a tiempo para ver pasar, justo donde había estado él un segundo antes, un coche enorme, de color gris y las lunas tintadas, dando vueltas a muchísima velocidad. El coche iba justo directo hacía el viejo que tenía el gesto serio y tranquilo, a pesar de que 1500 kilos de acero y cristal se iba descomponiendo en cada golpe con el suelo a apenas medio metro suyo. Notaba como esquirlas de metal salían volando en todas direcciones, pequeños pedazos se iban desprendiendo poco a poco, tuercas, tornillos,... Pudo darse cuenta de todos y cada uno de los detalles del coche, estaba nuevo, su carrocería donde no se había golpeado brillaba con fuerza debido a la pintura metalizada, los cristales se habían roto y pudo ver que el interior era de madera y los asientos de cuero, se podían diferenciar los airbag que habían saltado y se habían deshinchado ya. ¿Cuantos metros llevaría el coche dando vueltas?
Cuando hubo examinado el automovil por completo se dió cuenta de una cosa y soltó un gesto de sorpresa.
- ¡Hostia!
El coche se llevó por delante al viejo y se empotró contra la pared del edificio que tenía justo delante suyo. Las piezas salieron en todas direcciones e incluso pudo apreciar sangre en diminutas gotas tiñendo la nieve. Pero el lo había visto, justo antes de que el coche arrasara con el cuerpo del borracho, el coche iba vacío. Nadie conducía el coche y dentro no había restos de que alguien hubiera salido despedido con los impactos. ¿Que había hecho aquel viejo, ahora montón de huesos aplastados y masa informe de carne, sangre y vodka?
- Realmente no tienes que morir para acceder a tu poder.- La voz salía de detras suyo.
- ¿Pero qué...- Se giró y contempló con asombro al viejo mirandolo, ileso y con la botella de vodka intacta.
- Tu cerebro cuando vas a morir segrega multitud de sustancias, pero no es necesario que mueras de verdad para ello. Si te concentras en tu propia muerte y tu mente se lo cree. ¡BINGO! Puedes acceder a tu otro mundo.
- ...
- Mi habilidad es ciertamente extraña, cuando estoy al borde de la muerte o desencadeno el proceso en mi imaginación, creo una simulación en los presentes con el hecho completo.- Tenía una sonrisa de satisfacción como el niño que enseña sus juguetes después de navidad.
- Si imaginas tu muerte, mi cerebro la simula.
- Anda mira si puedes hablar.- Se rio ligeramente haciendo ver que era un chiste y despues añadió.- Normalmente la gente accede a su mundo interior y lo único que ve son momentos de su vida, la memoria toma el control y comienza a reproducir todos los datos, a la vez y sin ningún orden. El cerebro está sobre extimulado por las drogas que el cerebelo ha segregado y hasta arriba de adrenalina como preparación ante el dolor.
- Ver tu vida en un segundo.
- Correcto, aunque realmente conseguimos apreciar muy pocas de todas las imagenes que lanza la memoria. El problema viene cuando la memoria no toma el control, cuando el cerebro no enloquece y grita el.- Puso una voz aguda y estridente.- "Vamos a morir". Cuando consigues controlar eso y se encuentra todas las sustancias, las drogas que el cuerpo le ha mandado como ultima cena, en ese momento puedes utilizar un mayor porcentaje del cerebro, partes que no podemos usar por la cantidad de energía que usarían. Es un proceso que quema todo el alimento del cuerpo, a no ser que tenga las drogas que te decía antes. El problema...
- ¿Cual es el problema?.- Preguntó aunque no entendía practicamente nada de lo que le había explicado.
- Normalmente cuando consigues acceder a esa parte del cerebro, mueres. Menos algunos, como tu o como yo, que estuvimos mirando a la muerte de frente y pudimos despedirnos de ella sin más.- Hizo un gesto como que se acababa de acordar de algo.- A ver, dime que viste en tu trance.
Giró la cabeza para comprobar que efectivamente el coche no estaba y no quedaban restos del fatídico accidente, todo había sido producto de su mente, volvió a mirar al viejo y respondió.
- Un mundo sin gente.
- Joder vaya mierda, ¿no?.- Su mirada se volvió complice.- Bueno por algo se empieza.
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